martes, 17 de septiembre de 2013

¿Qué es el Silencio?

¿Soy Helen Steen?

No sé.

El calentamiento global agita mi refugio; los muros de escarcha palidecen, las bombas avanzan y sólo sé permanecer inmóvil...la guerra.
No, no paralizo este impulso de araña, miento. 
El instinto persevera, ancestral él. Y así, mejor actuar, ¡sí!, mejor correr, mejor volar, rápido, muy rápido, ahora, ¡ya!:

Tejo y entretejo mi red de preguntas, hebras sagradas que volverán a ser mi palacio. Impenetrable.
Sólido como el pétalo de una azalea.


Mi seda de araña, escribo:

lunes, 16 de septiembre de 2013

¿Dejà vu? (o una plegaria gélida de luz)

Engendro una tristeza anticipada.
Siempre que estoy triste en estas tormentas, empiezo a temer lo peor.
Una tristeza invasora, le digo.
Otra vez las preguntas...
Y entonces llega la noticia desde el continente: alguien murió.
Alguna rama cayó del árbol, o un pájaro apagó su vuelo.

Así, rezo:

Pero esta tierra es una orilla del océano

nos lleva, nos lleva
(y naufragamos cada tanto)

más allá de las rocas:
el canto de las sirenas
un pañuelo blanco entre las olas
el sol,
sobre los ojos del camino

entonces, volvemos a navegar.

Así, canto:

Ay! que cuando me agarra angustia quiero correr, metafóricamente hablando
no quiero ni ver, no quiero escuchar
ay!, que ese nudo, esa náusea de organismo impoluto y maltrecho de realidad
ese nudo no me deja reír
ni hacer la plancha en tus latidos
no me deja y yo,
no quiero saber
no quiero saber
Ay!, ¿que cuántos jirones más de yo serán necesarios para vivir?

domingo, 15 de septiembre de 2013

Verdes


Las manos del hombre son ásperas. Llevan el sello del paso del tiempo. Y con la misma certeza con que aferran la palma de su esposa, curan las heridas del árbol más alto que crece en ese patio.
Cuando las primeras horas de la mañana desembarcan en los rincones de la casa, ellos dos ya esperan desde hace rato. No es que sea un chalet tan grande, ni tan dueño de recovecos intrincados. Es, de hecho, una casita más, apoyada en la mitad de la cuadra; de frente con salpicré casi banco y techo a dos aguas.