lunes, 16 de septiembre de 2013

¿Dejà vu? (o una plegaria gélida de luz)

Engendro una tristeza anticipada.
Siempre que estoy triste en estas tormentas, empiezo a temer lo peor.
Una tristeza invasora, le digo.
Otra vez las preguntas...
Y entonces llega la noticia desde el continente: alguien murió.
Alguna rama cayó del árbol, o un pájaro apagó su vuelo.

Así, rezo:

Pero esta tierra es una orilla del océano

nos lleva, nos lleva
(y naufragamos cada tanto)

más allá de las rocas:
el canto de las sirenas
un pañuelo blanco entre las olas
el sol,
sobre los ojos del camino

entonces, volvemos a navegar.

Así, canto:

Ay! que cuando me agarra angustia quiero correr, metafóricamente hablando
no quiero ni ver, no quiero escuchar
ay!, que ese nudo, esa náusea de organismo impoluto y maltrecho de realidad
ese nudo no me deja reír
ni hacer la plancha en tus latidos
no me deja y yo,
no quiero saber
no quiero saber
Ay!, ¿que cuántos jirones más de yo serán necesarios para vivir?

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