Tengo las manos del reptil,
por todos mis surcos, callos
rocosos
¿Es así como sana un pasado
arqueológico?
Ruinas que esclavizan al presente
promisorio
Y vos me hablabas de los
atormentados...
Solías decir:
“estoy tan
cansado... pero ya va a pasar, mi negra: llegaremos”
Me sentaba entonces a observar:
Un cielo de relámpagos en celo; el
rayo, la energía
Trajeron ellos vida a mi casa, sin
habérmelo propuesto
Con la tormenta llega el agua,
bendita ella
Que casi todo lo limpia
El pasado, la tempestad, el camino,
las serpientes.
Hoy solés decir:
“ahora no
estoy y soy el silencio”
Y en el anhelo busco y vuelvo a
mirar la cúspide de mi firmamento:
La naturaleza permanece y navega
iluminada por guirnaldas de
estrellas
que cuelgan de mi techo infinito:
La noche.
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